- febrero 4, 2025
- Posted by: KONFEKOOP
- Categoría: Noticias Konfekoop
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La OIT pone en valor el Modelo Cooperativo Vasco por su singularidad, su aportación al desarrollo económico de Euskadi y su contribución a la cohesión social.
-¿Cómo fue tu primer contacto con el movimiento cooperativo? ¿Qué te inspiró a involucrarte? ¿Cuál ha sido tu trayectoria?
Mi acercamiento al mundo cooperativo ocurrió de manera fortuita, pero me fascinó tanto que decidí en ese mismo momento orientar toda mi carrera profesional hacia este modelo económico, convencida de su gran potencial. Tras graduarme en Ciencias Económicas y Empresariales en la Universidad del País Vasco, descubrí un postgrado en economía social, empresas cooperativas y sociedades laborales que captó mi atención, ya que durante los cinco años de estudios apenas había explorado este modelo económico alternativo. Este postgrado marcó un punto de inflexión en mi trayectoria, ya que me abrió las puertas a un mundo que desde entonces me apasiona profundamente.
Llevo más de 25 años trabajando en Grupo Servicios Sociales Integrados (Grupo SSI), una cooperativa que se dedica a atender de manera integral las necesidades sociales y educativas de personas en situación de vulnerabilidad y dependencia en el País Vasco. Actualmente, soy la directora económico-financiera (CFO), consejera y vicepresidenta de la empresa cooperativa. Además, desde 2015 tengo el honor de presidir la Confederación de Empresas Cooperativas del País Vasco-KONFEKOOP, una de las principales organizaciones empresariales de la patronal vasca. Para mí, representar y promover un modelo tan único y singular como el cooperativismo vasco es un verdadero privilegio.
-¿Qué labor desempeña KONFEKOOP?
El País Vasco cuenta con tejido empresarial cooperativo fuerte con más de 3700 empresas cooperativas en sus tres territorios; más de la mitad de ellas están federadas en KONFEKOOP, que es la agrupación empresarial cooperativa más relevante de nuestro país. La Confederación aglutina a empresas cooperativas de todos los sectores de actividad: desde la industria al comercio, pasando por la educación, los cuidados, la agricultura, alimentación, distribución, energía, cultura, asesoramiento tecnológico, empresas con alto nivel de digitalización, crédito, transportes, etc. Generamos el 8% del PIB del País Vasco, que, en el caso de las empresas industriales, este índice se eleva al 11%. Esta densidad y diversidad de empresas cooperativas y la multisectorialidad de la organización, hace de KONFEKOOP una agrupación empresarial singular y única no sólo en Euskadi, también en España y a nivel internacional.
La destacada relevancia de las empresas cooperativas industriales, el elevado grado de internacionalización de las cooperativas de trabajo asociado y la presencia en todos los sectores de la economía, convierten a nuestro modelo socio-empresarial en un referente internacional. Como resultado, nuestro modelo gana cada vez más relevancia y consideración en el diseño de políticas públicas, y los poderes públicos son cada vez más conscientes de que, por el conocimiento que tienen del entorno en el que operan, las empresas cooperativas son un compañero de viaje necesario e imprescindible en la gobernanza de los asuntos públicos. El modelo de empresa cooperativa es el espejo en el que se miran aquellos que hablan de democracia empresarial y de impulsar otros modelos donde prima el compromiso con el entorno y donde trabajadores y trabajadoras participan en la toma de decisiones.
-Como primera mujer al frente de la Confederación de Empresas Cooperativas del País Vasco-KONFEKOOP-, ¿podrías compartir los retos a los que te has enfrentado y cómo los convertiste en oportunidades?
La igualdad está en el ADN del cooperativismo, es uno de los valores sobre los que construimos un modelo empresa democrático, solidario y equitativo. Pero las cooperativas estamos en la sociedad y, lamentablemente, la desigualdad existe. No somos ajenas a una realidad en la que sigue habiendo diferencias entre hombres y mujeres, en el reparto de tareas, en los salarios, en los cuidados, en los puestos de responsabilidad… Somos parte de una sociedad en la que, aunque se consiguen avances, aún no hemos alcanzado la igualdad real. Evidentemente, alcanzar esta igualdad real es el objeto principal y las empresas cooperativas partimos de una posición privilegiada para llegar a este objetivo. Más de la mitad de la plantilla que sostiene nuestras empresas somos mujeres; las mujeres somos el motor de muchas empresas cooperativas, y, por nuestro funcionamiento y valores, somos el modelo empresarial idóneo también para el desarrollo de la participación de las mujeres en la dirección de las empresas cooperativas.
Tradicionalmente, los espacios de decisión han sido ocupados mayoritariamente por hombres, pero la gestión democrática e igualitaria del cooperativismo ha de seguir impulsando a las mujeres hacia primer nivel de nuestras organizaciones. En esto, también las cooperativas somos pioneras: actualmente el número de mujeres en puestos directivos y de responsabilidad en las empresas cooperativas en el País Vasco es mayor que en otros modelos empresariales, pero, sin duda, nuestra labor no ha acabado. Seguimos impulsando día a día acciones que contribuyan a un modelo de empresa más igualitaria y justa. Estamos convencidas de que, a más y mejor cooperativismo, más igualdad. Lo resume bien nuestro lema para cada 8M (Día Internacional de la Mujer): a más cooperativismo, más igualdad.
-¿Podría compartir con nosotros sus experiencias sobre cómo el entorno regulatorio puede apoyar o impedir el desarrollo cooperativo?
Es fundamental contar con una legislación adecuada a la idiosincrasia del modelo cooperativo para que las empresas cooperativas puedan ser competitivas y contribuyan, todavía más, al desarrollo económico y social de nuestras sociedades y a las grandes transformaciones que vivimos. En este sentido, el hecho de que en el año 2023 la OIT y la Asamblea General de las Naciones Unidas consideraran a las cooperativas, como empresas o empleadores, y alentaran nuestro papel como interlocutores en el ámbito sociopolítico, en igualdad de condiciones con otras formas de empresas, ha sido importantísimo. También la propia OCDE, el Plan de Acción Europeo de Economía Social Comité Económico y Social Europeo, o la Recomendación del Consejo Europeo sobre el desarrollo de las condiciones marco de la economía social (C/2023/1344) advierten de que el mundo del trabajo se ha transformado radicalmente y debemos evolucionar y cambiar aquello que se ha quedado obsoleto e incorporar a las empresas cooperativas en los espacios de decisión. Sin duda, esto ha marcado y ha abierto camino para que a las empresas cooperativas se nos considere actores económicos y sociales de primer nivel y ganemos relevancia. Necesitamos más pronunciamientos en este sentido.
En el País Vasco, Ley Vasca de Empleo también ha supuesto un hito en este sentido, porque reconoce el derecho de las empresas cooperativas a participar en la definición de las políticas activas de empleo, garantizando su presencia en el Consejo de Administración de Servicio Vasco de Empleo. Este hecho, marca un nuevo tiempo para la definición de los espacios de concertación y diálogo social, donde las empresas mercantiles ya no ostentan el monopolio de la representación empresarial y comparten espacio con el modelo cooperativo.
-Bajo su liderazgo, las cooperativas del País Vasco han contribuido significativamente a la economía de la región. ¿Cómo imagina el papel futuro de las cooperativas en la economía local?
Más allá de nuestra contribución al PIB del País Vasco, las empresas cooperativas estamos a la vanguardia de las grandes transformaciones, pero también nos enfrentamos a una serie de desafíos importantes. Uno de los principales es mantener la competitividad en un entorno empresarial cada vez más globalizado y digitalizado, donde la Inteligencia Artificial ya se ha abierto paso. Esto requerirá inversiones significativas en tecnología y capacitación de las personas trabajadoras para asegurar que seguimos estando a la vanguardia de la innovación y preparados para enfrentar los desafíos del siglo XXI.
El País Vasco está a la cabeza de las comunidades autónomas de España en Investigación y Desarrollo, y está también entre los líderes de alta innovación de la UE. Pero para seguir manteniendo esa pujanza se requiere una triple transición: tecnológica-digital, energética-climática, y social-sanitaria, que implica cambios profundos y transformadores que afectan no solo a la economía, sino también a nuestro modo de vivir y al bienestar. El emprendimiento colectivo, la juventud, la fidelización del talento, trabajar la interculturalidad en nuestras empresas, prever y adelantarnos a los cambios socioculturales y a la inmigración, etc. Son muchos los retos a los que nos enfrentamos, pero estas transformaciones, más que como amenazas las concebimos como oportunidades a las que hay que dar respuesta desde ámbitos como la ciencia, la tecnología, la educación, los cuidados o la innovación. Y el movimiento cooperativo vasco está volcado en ello.